Poco tiempo antes la EIA (Agencia de Información Energética de EE.UU.) había publicado que Argentina estaba en el podio de los países que atesoraban los mayores recursos de hidrocarburos no convencionales del mundo. Según dicho informe, las formaciones Vaca Muerta y Los Molles de la Cuenca Neuquina concentraban el mayor volumen de dichos recursos.

Argentina importaba año tras año volúmenes crecientes de GNL (gas natural licuado) en barcos metaneros y esto implicaba para nuestro país un exorbitante drenaje de divisas que debía revertirse. El gobierno nacional lanzó el programa Gas Plus, que habilitaba un precio algo mayor (pero significativamente inferior al gas importado) para el gas no convencional, con la intención de incentivar el desarrollo local de este recurso. El gobierno de Neuquén clamaba por mayor producción, más regalías y más trabajo para los neuquinos. Y los argentinos necesitábamos terminar con los crecientes cortes en el suministro de gas. En aquella época era normal que las industrias se vieran obligadas a dejar de producir en el invierno para evitar cortes de gas o de luz a los usuarios residenciales (recordemos que más del 60% de la energía eléctrica en Argentina se genera a partir del gas natural).

Apache tenía experiencia en el tema de hidrocarburos no convencionales y ya había perforado varias decenas de pozos de este tipo en sus proyectos de Granite Wash (EE.UU.) y de Horn River en Canadá, pero sabía que la perforación de este mismo tipo de pozo en Argentina constituía todo un desafío. Había que coordinar esfuerzos con el gobierno nacional (para importar equipamiento e insumos críticos), con el gobierno provincial (para obtener permisos, sobre todo ambientales), con los sindicatos (para coordinar trabajos que por primera vez se llevarían a cabo en el país), con las empresas de servicios (a las que les resultaba difícil reunir todo el equipamiento necesario simultáneamente en una misma locación), etc.

Sin embargo, y gracias al aporte, a la creatividad y a la voluntad de todos los involucrados, el proyecto pudo completarse exitosamente. Técnica y operativamente, el proyecto marcó records en muchos aspectos fundamentales. Por eso aún perdura en el recuerdo de todos los involucrados y también porque significó el primer eslabón local hacia los (ahora mucho más populares) proyectos de ese tipo en Vaca Muerta.

La perforación de este pozo, de 3.600 metros de profundidad y 900 metros en su rama horizontal, demandó seis meses de trabajo. Primero se perforó un pozo piloto vertical y se obtuvieron muestras (testigos) de la roca objetivo. Luego se utilizó la primera parte del pozo piloto como punto de partida para perforar el tramo curvo y, una vez alcanzada la profundidad del objetivo (en este caso dentro de Los Molles), se perforaron 900 metros de tramo horizontal, lo que llevó la longitud total del pozo a 4.452 metros.

La terminación del pozo demandó más de dos meses. Se realizaron 10 etapas de fractura en el tramo horizontal (de las cuales 9 resultaron exitosas). Cada etapa de fractura involucró 3.000 metros cúbicos de agua y 150 toneladas de agente sostén (arena sintética). La presión necesaria para fracturar la roca y bombear el fluido osciló en alrededor de 12.000 PSI, lo que llevó al límite la capacidad de los equipos involucrados.

Se requirieron 16 camiones bombeadores con una potencia de 2.000 HP cada uno, o sea un total de 32.000 HP instalados en la locación del pozo. Esto derivó en una situación muy inusual, ya que la empresa de servicios contratada para las operaciones de fractura (Halliburton) tuvo que solicitar ayuda a su principal competidor (Schlumberger) para poder completar el total de potencia necesaria para las operaciones de fractura. Por esa razón, en las fotografías tomadas durante la terminación del pozo, se ven mezclados entre sí los camiones rojos de Halliburton con algunos camiones azules de la competencia.

Para poder contar con los volúmenes de agua necesarios hubo que construir una pileta de tierra con capacidad para 30.000 metros cúbicos. El agua fue transportada en camiones desde Plaza Huincul (70 km). La construcción de la pileta, su impermeabilización con geomembrana y el transporte del agua demandaron más de tres meses de trabajo.

En las operaciones de fractura en EE.UU. y Canadá era normal que éstas se llevaran a cabo en forma ininterrumpida durante las 24 horas, los 7 días de la semana. Sin embargo, el sindicato petrolero local no se sentía cómodo con esa modalidad (era la primera operación tan prolongada en Argentina, con el equipamiento de bombeo trabajando casi al límite de su capacidad). Luego de arduas negociaciones, finalmente se acordó que las operaciones de bombeo se realizarían solamente en horario diurno y que el personal del turno nocturno solo trabajaría en tareas de mantenimiento.

El pozo fue perforado y terminado exitosamente, a pesar de que durante la ejecución del proyecto se produjo la erupción del volcán Puyehue y una lluvia de cenizas cayó sobre el sur de Neuquén durante varias semanas. Eso determinó que durante parte del proyecto se trabajó en condiciones de menor visibilidad (dependiendo de la dirección del viento) y con la cancelación de todo tipo de transporte aéreo.

El costo total del pozo superó los 20 millones de dólares (cuando lo originalmente presupuestado era 17 millones). Los volúmenes de producción de gas del pozo ACO.xp-2001 fueron significativamente inferiores a los esperados y por lo tanto desalentaron continuar la exploración en esa zona. No obstante, la experiencia abrió el camino para muchos otros pozos horizontales multi-fracturados con objetivo “shale” que vinieron con el transcurso del tiempo y marcó el comienzo de una curva de aprendizaje en Argentina, que hoy en día nos permite perforar pozos con 3.000 metros de rama horizontal y con más de 50 etapas de fractura por pozo.

Diez años pasaron desde la perforación del pozo ACO.xp-2001. Muchísimo se ha avanzado en los aspectos técnicos y operativos para la efectiva perforación de pozos horizontales multi-fracturados. Por otra parte, hoy ya nadie duda de la superlativa calidad de la formación Vaca Muerta para la producción de hidrocarburos no convencionales. Con el sustento de estos aspectos fundamentales, los argentinos tenemos la oportunidad para ofrecer un contexto adecuado que atraiga inversiones importantes. Tenemos la gran responsabilidad de lograr que los significativos recursos de gas y petróleo que alberga nuestro subsuelo, dejen cuanto antes de ser solo recursos y se transformen en producción, en beneficio de todos los argentinos.

 

 

 

Fuente: https://mase.lmneuquen.com/pozo/la-historia-del-primer-pozo-multifracturado-del-pais-n829075