YPF, la mayor petrolera argentina, volvió a cerrar sus balances en negativo. La compañía, cuyo accionista de control es el Estado nacional, informó una pérdida neta de diez millones de dólares durante el primer trimestre de 2025, resultado que se ubica muy lejos de la ganancia de 240,9 millones pronosticada por el consenso de analistas relevados por Bloomberg y que contrasta con los 657 millones positivos registrados en el mismo período del año pasado.
Aunque la cifra mejora respecto del rojo con que había concluido el último trimestre de 2024, confirma una seguidilla de dos trimestres consecutivos sin beneficios y evidencia la presión que la caída del precio internacional del petróleo ejerce sobre el sector. En Wall Street, el papel de YPF cerró la rueda previa en 30,27 dólares, una ínfima suba diaria del 0,30 %, tras acumular en lo que va de 2025 un retroceso cercano al 29 %.
Los ingresos consolidados entre enero y marzo ascendieron a 4.608 millones de dólares. Ese nivel implica un avance del siete por ciento en la comparación interanual pero representa al mismo tiempo una merma trimestral del tres por ciento. De todos modos, la facturación superó los 4.449 millones que proyectaba el mercado. El resultado operativo, medido a través del EBITDA ajustado, alcanzó 1.245 millones de dólares: igualó el registro de un año atrás y superó en 48 % la marca del cuarto trimestre de 2024.
El retroceso final no puede explicarse por una sola línea del balance. La empresa atribuyó el saldo negativo, en gran medida, a la ausencia de las “ganancias extraordinarias por tenencia de valores financieros” que habían impulsado los números del cierre de 2024 y, también, al efecto de “menores tasas de interés internas” durante el período. A la vez, los gastos administrativos saltaron un 46,1 % interanual, trepando de 141 a 206 millones de dólares, mientras que los costos de venta aumentaron 13,1 %, de 467 a 528 millones. El impuesto a las ganancias jugó en contra: pasó de generar un crédito impositivo de 225 millones a implicar un cargo de 27 millones.
La compañía continuó concentrando su programa de inversiones en la formación no convencional de Vaca Muerta: destinó 1.214 millones de dólares durante el trimestre y elevó su producción de petróleo hasta los 269.900 barriles diarios, un salto del seis por ciento frente al trimestre anterior y del cinco por ciento en términos interanuales. En gas natural, el crecimiento fue similar: seis por ciento interanual, con una producción media de 37,3 millones de metros cúbicos por día. Sin embargo, la deuda neta trepó a 8.336 millones de dólares, un incremento del 16 % respecto de marzo de 2024, y estiró el ratio de apalancamiento a 1,8 veces.
La debilidad del precio del Brent —que cerró la jornada en 61,01 dólares tras haber perdido 27 % desde el inicio de año— añadió incertidumbre a la ecuación financiera. Ese descenso todavía no impacta plenamente en los estados contables dados a conocer, ya que el barril que YPF comercializó durante el trimestre promedió 67,9 dólares, valor incluso superior al registrado en los últimos tres meses de 2024. Sin embargo, la inercia bajista del crudo refuerza los temores sobre el margen de maniobra de la petrolera para los meses venideros.
En este contexto, la mayoría de los analistas mantiene una visión optimista a mediano plazo. Dos tercios de los once especialistas relevados por Bloomberg aconsejan comprar la acción y el precio objetivo promedio a doce meses se sitúa en 46,77 dólares. BTG Pactual reiteró su recomendación de compra con una meta de 45 dólares, mientras que la correduría local Don Capital proyecta un avance hasta 56 dólares. AdCap, Itaú BBA y Bradesco BBI también ratificaron sus calificaciones favorables, con objetivos que oscilan entre 38 y 55 dólares.
La hoja de ruta de YPF continúa apostando a Vaca Muerta, pero ahora deberá demostrar que puede traducir el aumento de la producción en flujo de caja positivo, contener la escalada de costos y administrar su nivel de endeudamiento en un entorno externo más desafiante. El resultado del segundo trimestre será clave para saber si la petrolera logra revertir la racha de pérdidas o si el rojo comienza a convertirse en tendencia.
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