
Tormene Americana, una de las cinco compañías globales de origen italiano que provee ingeniería y servicio para la separación, regulación y medición en las estaciones de gas natural, cumplirá en mayo 30 años de presencia ininterrumpida en la Argentina. Hoy la empresa, que comenzó como una organización dedicada a la fundición de metales no ferrosos en Padua, al norte de Italia, y que en 1930 comenzó con la fabricación de las primeras válvulas de gas a partir del descubrimiento de gas natural a 50 kilómetros de esa localidad, es conducida por la tercera generación de la familia por Alvise Tormene, nieto del fundador de la firma, Amedeo.
La compañía posee una fuerte presencia en el sector hidrocarburífero de la Argentina y proporciona distintos equipos como válvulas y también estaciones de filtración, medición y odorización de gas natural ya que tiene como objetivo acompañar el crecimiento de Vaca Muerta y el desarrollo del país. Además, se encuentra presente en otros países de Latinoamérica como Perú, Chile, Brasil, Uruguay y Colombia, cuya puerta de entrada fue su experiencia en el mercado argentino.
En diálogo con EconoJournal, Alvise Tormene detalló que, gracias a su expertise en el gas natural, Tormene Americana se encuentra trabajando en diferentes iniciativas para combinar el gas natural con el hidrógeno y así reducir el impacto ambiental, la emisión de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y poder alinearse con las exigencias que demanda la agenda de transición energética. Tormene desarrolló una primera planta de este tipo denominada “Green Hysland”, ubicada en las Islas Baleares, en Mallorca (España).
Jorge Ocampo, director General de Tormene Group Argentina; y Alan Agnello, gerente de Planificación y Desarrollo de Negocios, adelantaron que la compañía está evaluando la posibilidad de construir una planta similar en la Argentina para aprovechar el potencial gasífero de Vaca Muerta.

¿Cómo fue la llegada de la compañía a la Argentina y la posterior expansión hacia Latinoamérica?
–Mi papá y mi tío viajaron varias veces a finales de los ’50 para realizar plantas para empresas cementeras. Luego la relación se interrumpió, pero en el ‘96 se retomó. Nosotros siempre estuvimos presentes en el segmento de gas, en la parte de realización y construcción de plantas para la regulación, medición y tratamiento de gas natural. La Argentina es uno de los países de Latinoamérica que más trayectoria tiene en lo que es el uso del gas, con lo cual era el país ideal para ingresar al mercado latinoamericano.
Fueron años muy buenos. Hemos exportado muchísimo a distintos países de Latinoamérica. En Perú el 80% de las estaciones son nuestras. Tenemos el gasoducto y la planta instalada en Camisea (el mega yacimiento de gas más importante de ese país). También tenemos muchas plantas instaladas en Chile, y en Uruguay todas las estaciones del sur. Estamos presentes en Colombia, Brasil, México, con lo cual cubrimos a los principales países de Latinoamérica.
¿Cómo se está alineando la empresa respecto a las exigencias internacionales en torno a la transición energética?
–La filosofía del grupo cambió. Además de estar en Latinoamérica tenemos nuestra casa matriz en Italia y estamos en España, en Austria, en China. Europa tiene una agenda muy robustecida en lo que respecta a la transición energética. Es por esto que hemos desarrollado una estrategia que tiene tres ejes. El primero tiene que ver con nuestro trabajo tradicional que está vinculado al tratamiento de gas y a los equipos. A la vez, estamos trabajando en el segmento de hidrógeno.

¿Cuál es el aporte que pueden realizar como compañía para apalancar el desarrollo del hidrógeno?
–El desarrollo del hidrógeno es un ámbito muy cercano a lo que es el gas natural. Son dos gases que sabemos cómo se deben manejar. Para nosotros es fácil adaptarnos y pasar del gas al hidrógeno, a pesar de que las moléculas tienen diferentes tamaños y el hidrógeno lleva otros procedimientos al ser más delicado.
Como tenemos la capacidad de adaptarnos, tomamos la decisión de desarrollar nuestra propia línea de electrolizadores para poder realizar todo el proceso de producción de hidrógeno. Firmamos un acuerdo con un centro de desarrollo tecnológico que está ubicado en el norte de Italia para poder fabricar este equipo y llevar a cabo la electrólisis (proceso que utiliza electricidad para separar el agua en hidrógeno y oxígeno) y obtener así el hidrógeno.
Ya presentamos tres patentes relacionadas al desarrollo de este equipamiento. Prevemos que estará listo antes de fin de año.
El mercado europeo exige disminuir el impacto ambiental. Esto también sucederá en la Argentina en algunos años. Por eso, muchas sociedades distribuidoras de gas quieren mezclarlo e hidrógeno, a pesar de que tienen características distintas. Nuestro foco está allí.
Para que esa mezcla sea eficiente se precisa de un mezclador. Se trata de una herramienta que nosotros también desarrollamos y patentamos. Esto es fundamental porque este equipo garantiza que la mezcla mantenga las mismas características por varios kilómetros y que no se separe el hidrógeno y el gas natural.

Proyectos hidrógeno
Desde Tormene Americana han analizado la posibilidad de seguir aprovechando el recurso gasífero y a la vez cumplir con lo que demanda a la agenda ambiental. Esto por esto que han encarado distintas alternativas para dinamizar su desarrollo junto con el hidrógeno.
¿Qué proyectos pusieron en marcha?
–Gracias a estas tecnologías como el mezclador, junto con una distribuidora española desarrollamos la planta más grande de mezcla de gas natural e hidrógeno denominada “Green Hysland”, ubicada en las Islas Baleares, Mallorca, España.
En este proyecto, Tormene Group se encargó de la ingeniería, fabricación, puesta en marcha y mantenimiento del primer sistema de mezcla de hidrógeno y gas en un sistema de gas natural tradicional. En la actualidad, ese gas llega a los usuarios residenciales, a las industrias, a todo el sistema mediante la misma infraestructura existente.
¿Cómo fue el desarrollo de esta iniciativa?
–Se trata de un proyecto piloto financiado por la comunidad europea. Ellos poseen hidrógeno y además tenían un electrolizador para llevar a cabo el proceso de obtención.
Es un proyecto que desarrolla las infraestructuras necesarias para la producción de hidrógeno verde a partir de energía solar y su distribución a los usuarios finales, como también a los sectores turísticos, de transporte, industrial y energético, entre lo que se incluye la inyección en la red de gas para la generación de calor y energía verde en la ubicación de su uso final.
Allí nosotros desarrollamos la planta de descarga de camiones en los que viaja el hidrógeno para luego llegar a la estación de regulación. En ese punto, desde nuestra compañía alimentamos al sistema que va agregando hidrógeno antes de la entrada al mixer. Hoy en día, la mezcla posee entre un 3 y 4% de hidrógeno, pero la idea es llegar a 20% de hidrógeno y 80% de gas natural, que es el número que los técnicos nos han indicado que no implicaría cambios en toda la infraestructura de transporte de gas.
Por eso, creemos que el mercado de gas natural va a seguir por muchos años, porque es el combustible que menos impacto ambiental posee.
¿Qué otros proyectos tienen en agenda?
–Hace poco adquirimos una compañía en España que se dedica al tratamiento del biogás. Poseemos toda la tecnología para limpiar ese gas que llega con una cantidad importante de dióxido de carbono. Nuestro objetivo es aprovechar ese CO2, sumarle hidrógeno y generar gas sintético, que tiene la misma fórmula que el gas natural, pero que es generado de manera tecnológica.
Ese sistema existe desde el punto de vista químico, pero no está desarrollado desde el punto de vista industrial. Sabemos cómo se hace, pero aún no existen plantas industriales de gran producción que lo estén desarrollando. Este tipo de gas está en estudio. Entablamos conversaciones con distintas empresas, en su mayoría start up que están estudiando esta iniciativa para que sea conveniente en términos económicos.
¿Cuál sería el impacto de generar gas sintético?
–Permitiría aprovechar el CO2 generado con el biogás y transformarlo en combustible. Quienes poseen una planta que genera biogás podrían aprovechar el CO2 junto al hidrógeno e incrementar su producción, al mismo tiempo que reducirían el impacto ambiental.
¿Este tipo de iniciativas se podrían replicar en la Argentina?
–Todas estas tecnologías están disponibles para todas las empresas. Por lo cual, la Argentina también podría acceder a todas ellas. En lo que respecta al desarrollo de los electrolizadores, la idea es poder fabricar localmente todo el sistema. Lo mismo para el tratamiento del biogás, el mezclador. Nosotros lo estamos desarrollando en Italia porque tenemos la ventaja de tener un centro de desarrollo tecnológico muy cerca, que tiene mucho dinero que viene de la comunidad. Nuestra idea es que cada una de estas tecnologías e iniciativas se puedan replicar en cada uno de los países en los que nosotros estamos presentes cuando lo necesiten.
El desarrollo del hidrógeno
¿Cuál es el análisis que realiza del desarrollo del hidrógeno en la Argentina?
–Hoy el hidrógeno en la Argentina no es una prioridad. Pero todo lo que desarrollamos se puede replicar aquí cuando el país lo necesite. La Argentina está focalizada en el desarrollo de los hidrocarburos, otro segmento en el que estamos presentes, para aprovechar la oportunidad que posee con el gas de Vaca Muerta.
Muchos países están invirtiendo dinero para usar gas natural y también producir hidrógeno. Por ejemplo, Arabia Saudita está realizando una inversión grande para poder tener el sistema más grande de producción de hidrógeno. El gas natural será el puente para todas estas iniciativas y se va a seguir utilizando por mucho tiempo por la intermitencia de las renovables.

¿Cuál es el análisis que realizan sobre el escenario de la Argentina?
—Jorge Ocampo, director General de Tormene Group Argentina: La Argentina se encuentra en una posición económica en la que no puede otorgar muchos incentivos. La economía siempre estuvo basada en el sector del agro, pero hoy se tomó dimensión de que la energía podría ser muy importante para el desarrollo económico. Por eso hay mucha expectativa respecto al gas y al petróleo. Nuestros equipos y provisiones son para ese segmento.
Nuestros análisis de mercado nos muestran que no están llegando las inversiones del exterior como se esperaba, sino que muchos inversores locales son los que están apostado al riesgo nacional, a los proyectos, porque conocen las reglas, la idiosincrasia y porque todavía hay esperanza de desarrollo.
Aún resulta difícil convencer a los inversores internacionales porque estamos ante un gobierno nuevo que todavía tiene mucho por demostrar. Si bien hubo cambios que parecen positivos, todavía no son suficientes para que llegue la lluvia de inversiones.
Sí notamos que hay un gran cambio y que hay mucho desarrollo en Vaca Muerta. Por eso nosotros, como compañía, queremos estar presente con los equipos que tenemos, los separadores, las instalaciones de superficie, etc.Sabemos que durante los próximos años el gas natural va a seguir siendo una fuente importante para la matriz energética y que también será una fuente de exportación para el ingreso de divisas para el país.

Cuando se habla de producir hidrógeno en la Argentina muchas veces se pone el foco en Chubut por su potencial eólico. ¿Creen que el trabajo que realizan en Europa se podría replicar allí?
–El proyecto del sur es una iniciativa que tiene muchos años y que ahora la están reflotando. El hidrógeno tiene muchos temas que se deben solucionar. Uno de ellos es el transporte eléctrico. Se necesita analizar cuál es la alternativa más conveniente. A su vez, hay una ventaja y es que la producción eléctrica es realmente muy importante en esa parte de la Argentina, pero se trata de una inversión muy grande. Para nosotros son plantas de mucho tamaño y estamos pensando en proyectos más chicos, con plantas modulares.
¿Cuáles son sus proyecciones para los próximos años?
–Vaca Muerta tiene un plan de inversión gigante. Los inversores serán locales. Tenemos vínculo con muchos clientes, con las operadoras, y vamos a acompañar este crecimiento. La Argentina tiene que desarrollar sus recursos ahora. El acuerdo de YPF con Shell sobre el Gas Natural Licuado (GNL) es muy importante porque esa es la mejor manera de exportar. Lo ideal sería poder vender el gas a Europa durante el verano ya que allá es invierno y es el periodo en el que baja el consumo de gas acá.
A pesar de la abundancia de recursos que posee la Argentina respecto al gas de Vaca Muerta hay localidades que no cuentan con suministro y deben comprar garrafas. ¿Cómo analizan esta situación y cuál es el aporte que podrían realizar como compañía?
–Es muy complejo porque se trata de un tema de costos. Hay lugares que están ubicados bastante lejos de lo que son las líneas principales, con lo cual servir a un pueblo que tiene poca gente es complicado. La alternativa que existe son los gasoductos virtuales (sistema que transporta gas natural sin la necesidad de construir gasoductos físicos. Se comprime o licua el recurso y se lo transporta). Son recursos que hemos analizado.

¿Cuáles son los obstáculos?
—Jorge Ocampo: La Argentina es un lugar en el que hay gas hace muchos años. Posee muchas redes desarrolladas, pero no hay muchos proyectos que sean interesantes a nivel económico. Hay iniciativas de plantas de micro LNG (permiten licuefaccionar gas natural en volúmenes pequeños y son una solución para suministrar energía en zonas remotas o sin gasoductos), pero podríamos apuntar a algún industrial importante que tenga la capacidad de pago de este tipo de inversión. La ventaja que tenemos como empresa es que somos una compañía multinacional que está presente en muchas partes del mundo. Esto permite tener mucha experiencia y retroalimentarnos de las distintas filiales para capitalizar esa información en el desarrollo de proyectos.
—Alan Agnello, gerente de Planificación y Desarrollo de Negocios: Hay algunos pueblos del norte del país que están ubicados cerca del Gasoducto del Noreste Argentino (GNEA) y que deberían ser abastecidos por ese ducto, pero como no están las obras complementarias utilizan Gas Licuado de Petróleo (GLP). Es por esto por lo que estamos evaluando distintas alternativas para llevar a cabo un proyecto piloto de mezcla de hidrógeno a algún pueblo aislado. Sería una alternativa similar a lo que realizamos en Mallorca.Esto es así porque en este momento no resulta viable económicamente instalar una planta de regasificación o de licuefacción.
, Loana Tejero
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