
El oscilante comportamiento del precio internacional del barril ya está afectando negativamente la actividad en Estados Unidos, donde se verificó una baja de equipos operativos. Sin embargo, tal como aseguró Juan José Aranguren en el sexto capítulo de la segunda temporada de Dínamo, no hay que caer en el error de proyectar a largo plazo lo que sucede en el presente. “Este es un negocio que está acostumbrado a manejarse a lo largo de décadas, no de meses”, aclaró el ex ministro de Energía de la Nación.
A su entender, de la incertidumbre que hoy exhibe el escenario global puede extraerse una conclusión significativa puertas adentro. “Antes de que el avance de la electricidad o de otras formas de energía reemplacen a los combustibles fósiles, tenemos que aprovechar nuestros recursos para contribuir con la solución de las dificultades económicas y sociales que sigue padeciendo nuestro país. Hay que proseguir con el rumbo que se empezó a transitar en 2012 hasta la actualidad, considerando que -más allá de los cambios de administraciones- la política de puesta en valor de Vaca Muerta registró muy pocas variaciones”, reivindicó.

Así como el campo argentino posee la capacidad de alimentar a 400 millones de hombres y mujeres, cuantificó, los hidrocarburos pueden cubrir las necesidades energéticas de un número similar de personas. “Lo que está claro es que vivir con lo nuestro no tiene ningún sentido. Hay que generar divisas a partir de la monetización de nuestros recursos”, sentenció.
Más respaldo financiero
Más allá del potencial de Vaca Muerta, acotó Nicolás Gadano, la Argentina aún tiene importantes reservas convencionales por explotar. “Para un país que es exportador neto, para una industria que quiere crecer y para un mercado con problemas de acceso al financiamiento (que depende mucho del cash flow propio), el hecho de que los precios internacionales sean más bajos no representa una buena noticia. Tampoco es un drama, pero en este contexto la producción convencional declina más fuertemente y aporta menos saldos exportables”, explicó el economista jefe de Empiria Consultores.
Lo positivo, indicó, es que en los últimos tiempos algunas compañías han conseguido respaldo financiero para la ejecución de grandes proyectos de infraestructura en el Upstream. “Esta tendencia incipiente significa que hay un poco más de espalda para invertir”, celebró.

Si la macroeconomía termina de estabilizarse, se da la salida definitiva del cepo cambiario y se produce el reingreso del país al mercado de capitales, pronosticó, la industria de Oil & Gas captará mayores niveles de Inversión Extranjera Directa (IED), incluso en segmentos como el Midstream. “Con más fuentes de financiamiento disponibles, las petroleras podrán destinar sus dólares a proyectos cada vez más rentables, lo que nos permite imaginar un mayor flujo de fondos en Vaca Muerta”, enfatizó.
Esquemas progresivos
No hay dudas, según Flavia Royon, de que con las actuales cotizaciones del petróleo los campos maduros de la Argentina experimentan graves limitaciones de rentabilidad. “No obstante, debe aceptarse que la volatilidad de los precios es inherente al mercado. Este no es un negocio para tomar decisiones con una mirada de corto plazo”, advirtió la ex secretaria de Energía.
Dos cuestiones cruciales que sí deberían rediscutirse, opinó, son las regalías y los derechos de exportación. “Hacen falta esquemas mucho más progresivos y que acompañen mejor las oscilaciones del mercado; es decir, que ayuden a que el Estado recaude más cuando haya mayores precios y viceversa. Lo más importante, en definitiva, es tener el mayor volumen de producción posible para alcanzar una mejor curva de competitividad”, analizó.
Esta discusión sobre el sistema de regalías y derechos de exportación, admitió, no está en agenda y es muy difícil de dar. “Pero resulta necesario hacerlo a escala nacional, ya que las provincias no poseen el músculo suficiente para afrontar por sí solas los vaivenes del mercado. La idea sería diseñar un sistema que aliente a la inversión, que posibilite una mayor recaudación cuando haya récord de precios, que preserve el nivel de actividad cuando los valores caigan y que priorice la extensión de la vida útil de los yacimientos”, postuló.
A contramano del mundo
A criterio de Juan José Carbajales, la recuperación de la IED no se limita a la resolución de las dificultades macroeconómicas existentes. “También se necesitan diplomacia y política exterior. Me preocupa, al respecto, que la Argentina tenga un alineamiento irrestricto y acrítico con un país, como Estados Unidos, que nos ayudó con el Fondo Monetario Internacional (FMI), pero que no nos está enviando inversiones. A eso hay que sumarle que el líder de ese país, Donald Trump, toma decisiones que están supeditadas a una política transaccional e impredecible”, señaló el director de la consultora Paspartú.
Esta semana, destacó, hubo una importante cumbre entre la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y China. “En representación de la Argentina no acudió el presidente, ni el jefe de Gabinete, ni la secretaria de Presidencia, ni el canciller. Fue una delegación de segundo rango. Y el único país que no firmó la declaración final fue, justamente, el nuestro. Había 200.000 millones de dólares en inversiones en infraestructura que China ponía arriba de la mesa”, se lamentó.

Por otro lado, añadió, acaba de salir un informe de McKinsey sobre política industrial en todo el mundo del cual puede extraerse una conclusión tajante. “Estamos yendo a contramano de lo que pasa a nivel global”, remató.
, Redaccion EconoJournal
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