Black & Veatch, empresa global de ingeniería, adquisiciones, consultoría y construcción, sigue consolidando su presencia en el sector energético con proyectos concretos que marcan el ritmo de la transición. Lejos de casarse con una tecnología específica, la compañía adopta un enfoque «tecnológicamente agnóstico» que le permite adaptarse a las necesidades y prioridades de cada cliente.

“No impulsamos una tecnología en particular. Buscamos, de la mano con el cliente, entender cuáles son sus ‘drivers’ en la toma de decisión, y seleccionamos la que mejor cumpla con lo que él esté buscando desde un punto de vista financiero, de costos o de apetito al riesgo”, señaló Romina Esparza Almaraz, directora de desarrollo de negocios para México, Centroamérica y el Caribe de Black & Veatch.

Su estrategia se basa en una ingeniería pragmática, capaz de combinar tecnologías emergentes con modelos de negocio viables, y ajustados a los tiempos del mercado. Esto les ha permitido ser pioneros y liderar en infraestructura eléctrica crítica, así como en proyectos emblemáticos para el área de generación y almacenamiento.

En soluciones  almacenamiento de energía, Black & Veatch cuenta con más de 21 GWh de experiencia global y va por más. Durante su participación en el evento Future Energy Summit Central America & The Caribbean (FES Caribe), Romina Esparza comentó que la empresa ha encontrado en las baterías de ion litio una oportunidad de negocios sólida.

“La tecnología de baterías de ion litio tiene ya 150 GW de capacidad instalada a nivel mundial. Es una tecnología madura que vemos que los clientes están confiando y queriendo desarrollar. Además, los costos han bajado, por lo que diría que es un momento adecuado para invertir en este tipo de proyectos”, destacó Esparza.

En paralelo, la compañía también apuesta al desarrollo del hidrógeno verde, aunque con mayor prudencia. De acuerdo con la directora de desarrollo de negocios para México, Centroamérica y el Caribe de Black & Veatch, de los más de 200 estudios de factibilidad y prefactibilidad que han realizado en los últimos cinco años, apenas unos pocos han avanzado hacia la construcción. Aun así, anticipó en FES Caribe que BV cerrará 2025 con tres proyectos concretos en marcha: «dos van a estar en operación en este año», sumando «aproximadamente 220 MW»; mientras que el tercero seguirá un tiempo más en fase constructiva.

Siguiendo con el análisis de Romina Esparza, a título personal compartió una lectura crítica del entusiasmo inicial por el hidrógeno: “En algún momento del 2020 hubo como una expectativa medio artificial de ese mercado, hubo incentivos evidentemente dirigidos a crear una industria y a generar una atracción en esa industria, pero de alguna forma no revelaron los costos reales de la producción del hidrógeno verde”. De allí consideró que, distinta a esa sobreexpectativa, hoy “muchas estrellas que se tienen que alinear para que esos proyectos sean viables”.

En el caso del almacenamiento con baterías, la lectura es más optimista aunque aún se atraviesen retos vinculados a su regulación y definición de remuneración. Lejos de considerar que la región llegó tarde a esta tendencia tecnológica, Esparza opinó que el momento actual es oportuno. “La evolución de los precios de los módulos y de baterías permite que ahora haya mayor apetito para la inversión. Y la madurez de la tecnología y del entendimiento de cómo integrarla a la red da certidumbre a las empresas financieras”.

Esa madurez técnica se traduce también en nuevas oportunidades de negocio para acompañar la transición energética hacia una mayor penetración de energías renovables. Además del almacenamiento, BV identifica potencial en obras de infraestructura de transmisión, tanto en modernización como en expansión. “La incorporación de renovables trae oportunidades de proyectos encaminados a fortalecer las redes de transmisión”.

«En Puerto Rico estamos ya trabajando con el operador de la red en proyectos que tienen ese objetivo: aumentar la capacidad de las líneas de transmisión y de las subestaciones. Por ende, se hacen necesarios proyectos de almacenamiento con baterías que también brindan estabilidad a las redes», comentó Romina Esparza. 

Para que nuevas oportunidades se materialicen en proyectos de inversiones privadas, la portavoz de Black & Veatch consideró que aún deben superarse varias barreras. La principal, sería la permisología y la falta de certidumbre regulatoria en algunos países. “Dependiendo del país, las regulaciones a veces no son lo suficientemente claras. Lo que se necesita es lo que todos los inversionistas buscan: estado de derecho, seguridad, facilidad para atraer talento”, enumeró Esparza.

En cuanto a la regulación específica de almacenamiento, reconoció avances, pero también vacíos. Por ejemplo, si bien ya se autoriza el arbitraje o regulación de frecuencia con baterías en algunos mercados, aún faltan esquemas que reconozcan servicios como regulación de voltaje o pago por capacidad. “Eso es fundamental”, afirmó.

De la emergencia a la resiliencia: Black & Veatch transforma servicios esenciales en Puerto Rico

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