Inproca, con más de dos décadas de trayectoria, es una empresa especializada en el mantenimiento y diagnóstico de sistemas eléctricos, con sedes en República Dominicana, Panamá y Guatemala. Además, ofrece capacitación técnica, consultoría, desarrollo de proyectos y representación de marcas líderes en el sector eléctrico. Su foco está puesto en aumentar la confiabilidad de los sistemas eléctricos, tanto en componentes eléctricos como mecánicos.

Durante una keynote en el marco del encuentro Future Energy Summit Central America & The Caribbean (FES Caribe), Héctor Herrera, gerente de diagnóstico y mantenimiento de Inproca, reconoció el entorno optimista de inversión y tecnología que actualmente vive el sector energético regional, pero advirtió que este crecimiento debe ir acompañado de una atención rigurosa a la confiabilidad operativa.

En ese marco, eligió poner bajo la lupa un componente específico: los cables de potencia soterrados.

“¿Por qué elegimos hablar de cables de potencia? Lo primero es que los cables de potencia representan un punto neurálgico en las centrales”, explicó, señalando que el aumento de la generación renovable ha ido de la mano con un uso mucho más intensivo de este tipo de componentes al ubicarse su recurso lejos de los centros de consumo.

Según Herrera, mientras una central convencional puede operar con un número limitado de cables aislados, los parques solares y eólicos requieren kilómetros de cableado. “Tenemos distancias tan enormes de cables que es prácticamente obligatorio recurrir a empalmes, porque no alcanza ni siquiera la longitud de un kilómetro, a menos que sea un cable hecho especialmente para esa longitud, que es muy poco usual”, detalló.

Este uso masivo de cables de potencia trae consigo nuevos retos operativos al encontrarse bajo tierra. Las fallas en estos sistemas, que no son localizables a simple vista, pueden desencadenar consecuencias significativas. Una falla de un cable soterrado en un sistema eléctrico podría representar pérdidas económicas por indisponibilidad, desaprovechamiento del recurso renovable y posibles penalidades.

Desde la perspectiva del gerente de diagnóstico y mantenimiento de Inproca, la primera consecuencia es clara: la pérdida de disponibilidad. “En el mejor de los casos vamos a dejar una parte de la central fuera porque ese cable ha fallado”, afirmó. Incluso en configuraciones con sistemas anillados —más comunes en parques solares— la falla de un tramo convierte la operación en un esquema radial, reduciendo la confiabilidad y urgencia de reparación.

En segundo lugar, Herrera enfatizó un punto que distingue a las renovables frente a otras fuentes de energía. “Cuando hablamos de una central de método convencional de generación, me falló el cable pero el combustible está guardado ahí. El recurso renovable pasa y se fue”, advirtió. Cada hora sin operación durante una buena irradiación solar o un buen régimen de viento representa una pérdida definitiva de producción.

Finalmente, subrayó el riesgo de penalidades por indisponibilidad en ciertos mercados eléctricos. “Por más que la regulación quiera ayudarnos, si se cuenta con tu despacho… podrías tener penalidades por indisponibilidad de la planta”, explicó. En algunos casos, eso implica la imposibilidad de declarar la potencia comprometida ante el operador del sistema.

La solución, de acuerdo con Héctor Herrera, parte de una estrategia integral que combine prevención, monitoreo y respuesta rápida. “La prevención mediante el mantenimiento predictivo y preventivo siempre será la mejor opción”, sostuvo. Esto incluye adquirir cables certificados, realizar empalmes con mano de obra calificada y ejecutar pruebas de diagnóstico previas a la puesta en marcha, como mediciones de factor de potencia, tangente de delta y descargas parciales.

Sin embargo, también reconoció que incluso con todas estas medidas, las fallas pueden presentarse. “Estamos frente a un equipo que está literalmente enterrado en el suelo, donde puede someterse a vibraciones, a movimientos telúricos, a desbordamientos de ríos, entre otros eventos”, enumeró. Por eso, consideró clave contar con tecnología de localización de fallas que permita actuar con rapidez.

“Contar con el recurso calificado y con tecnología para detectar fallas en un tiempo corto es crucial para hablar de confiabilidad”, afirmó Herrera, quien detalló que Inproca dispone de equipos que permiten detectar el punto exacto de la falla antes de proceder a excavar y reparar.

Entre las herramientas disponibles destacó el STX40, una unidad portátil de localización de averías en cables; el digiPHONE+2, sistema para detección acústica y electromagnética de fallas; y el Ferrolux Rx, un receptor de frecuencia de audio para rastreo de trayectorias subterráneas.

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