
“Me dijeron que si bajaba a una mina subterránea iba a acabar con la veta. Así de sencillo, solo por ser mujer”, recuerda Adriana Aurazo, vicepresidenta de Asuntos Ambientales, Sociales y de Sostenibilidad de Southern Peaks Mining (SPM). Con esa frase, resume cómo los sesgos tradicionales han sido uno de los desafíos más grandes para la participación femenina en la minería peruana.
Pero el escenario está cambiando. El pasado 15 de junio, Día Internacional de la Mujer en la Minería, no pasó desapercibido. Aunque la industria aún es mayoritariamente masculina, las mujeres van ganando terreno no solo en cargos administrativos, sino también en áreas operativas y de liderazgo que se celebran. Aurazo asegura que actualmente en el mercado peruano las mujeres son “muy bienvenidas a la mina” y que ya no están allí solo de paso: “sino para quedarse y convivir con todos los equipos”.
En ese sentido, Adriana Aurazo es reconocida como una de las grandes promotoras de la equidad y sostenibilidad en la minería peruana. Y no es la única. Entre otras profesionales comprometidas con esto se puede mencionar a Julia Torreblanca Marmanillo, actual presidenta de la SNMPE y VP de Asuntos Corporativos de Cerro Verde; Eva Arias, Past President de la SNMPE y Presidenta de Compañía Minera Poderosa; Jimena Sologuren presidenta de PERUMIN 37; Graciela Arrieta, Past President y Fundadora de Women in Mining Perú, entre otras mujeres destacadas.
Este crecimiento de la participación femenina en el sector ocurre en paralelo a otro cambio estructural: la transición energética. La industria minera busca consolidar su estrategia ambiental y, en ese camino, los contratos verdes para cubrir parte de su suministro energético están ganando protagonismo.
Ahora bien, Aurazo observa un gran pendiente: “Faltaría que estos certificados de energías renovables que dan las empresas de suministro energético puedan también tener un respaldo en pequeña escala”.
Las mineras se encuentran entre las empresas con mayor proyección de ser off-taker para las energías renovables en el Perú a largo plazo. Esto representa no solo una oportunidad ambiental, sino también una forma concreta de generar valor económico ahorrando compra de combustible para generación eléctrica en sitio.
“En los últimos 19 años, el Perú ha crecido en 160% la producción de cobre y países vecinos como Chile crecieron 0%. ¿Dónde está el éxito?: ¡en la energía! Al 2025, necesitaremos duplicar la producción de cobre por la transición energética. ¡Sigamos en ese camino!”, añadió la vicepresidenta de Asuntos Ambientales, Sociales y de Sostenibilidad de Southern Peaks Mining (SPM).
La participación de las mujeres en la minería también representa un aporte clave en la construcción de relaciones con las comunidades. Adriana Aurazo destaca que esta presencia es especialmente valiosa en las etapas iniciales de los proyectos, cuando se establecen los primeros vínculos y se define la aceptación social.
“En la exploración minera ya tenemos 12% de participación femenina total. Entonces estamos hablando de un excelente número para, desde el punto de partida, fomentar la empatía con la comunidad”, manifiesta. Ese enfoque y sensibilidad social se traduce también en acciones concretas por parte del sector, como la provisión de infraestructura eléctrica crítica en zonas rurales.
Algunas compañías mineras, en coordinación con autoridades locales y organismos multilaterales, han comenzado a impulsar proyectos de electrificación con fuentes renovables para beneficiar directamente a las comunidades cercanas a sus operaciones. Estas iniciativas no solo mejoran la calidad de vida de la población, sino que refuerzan el rol de la minería como agente de desarrollo sostenible en el territorio.
Aurazo considera que el sector debe ir en ese camino transformándose desde la educación técnica. “Tenemos que tener un sector minero más atractivo para las mujeres, no solamente para operadoras sino también para carreras técnicas y para seguir carreras STEM”, plantea.
Un estudio del PNUD y Women in Mining del 2022 destaca que sólo 30% de los egresados de carreras vinculadas a minería son mujeres, lo que reduce significativamente su potencial de inserción laboral en el sector.
Consultada sobre el papel de la mujer en el avance hacia una minería más sostenible, Aurazo no duda en resaltar su importancia para impulsar un negocio de triple impacto: social, ambiental y económico.
Aunque relativiza la importancia de las métricas, subraya: “hay estudios de Harvard y de Wood Mackenzie que te dicen que tener mujeres en equipos de liderazgo hace que tengas incluso menos emisiones de carbono y mayor productividad”.
Ahora bien, Aurazo destaca también que “el talento no tiene género”, por lo que lo fundamental no es la cuota, sino la convicción e inclusión: “yo siempre digo: a más diversidad, mejor minería”.
Aunque todavía hay mucho camino por recorrer, los pasos dados por ejecutivas como Aurazo y muchas otras empiezan a marcar un cambio de paradigma. El liderazgo inclusivo, la sostenibilidad y la mirada de triple impacto son cada vez más centrales en la agenda del sector.
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