En México, el sector de energía solar está experimentando un giro hacia la madurez técnica y la sofisticación comercial. Hoy, las oportunidades más relevantes se concentrarían en proyectos bien estructurados que respondan a criterios rigurosos de viabilidad técnica, financiera y operativa. La franja de autoconsumo industrial entre 700 kilovatios y 20 megavatios se perfila como el nuevo eje de crecimiento, impulsada por la necesidad de eficiencia energética, la presión tarifaria y la transformación de los corredores industriales.
Drexler Vázquez, exdelegado de Yucatán ante el Consejo de Profesionales en Energía Fotovoltaica (CPEF), identifica este momento como una “etapa de especialización”, donde ya no basta sólo con instalar paneles; es imprescindible construir soluciones energéticas integradas, financieramente viables y con criterio técnico. «El boom desordenado quedó atrás. Hoy las oportunidades se concentran en donde hay criterio para estructurar proyectos de verdad», enfatizó.
Una de las razones que explican este viraje estratégico es el impulso gubernamental a zonas económicas clave como el Corredor Interoceánico, fabricas en el norte del país y zonas logísticas y turísticas en la península de Yucatán. Estas regiones, llamadas a convertirse en polos de desarrollo, requieren energía limpia y estable para sostener su competitividad.
Este contexto ha abierto la puerta a soluciones de autoconsumo en maquilas pero también a sectores como agroindustria y actividades específicas de hoteles, hospitales, laboratorios y centros de refrigeración, donde la continuidad energética es crítica y las pérdidas por fallos pueden superar con creces los costos de inversión en infraestructura solar.
Según Vázquez, este fenómeno no sólo responde a una estrategia nacional, sino también a transformaciones locales. En Yucatán, por ejemplo, la inversión en la expansión del puerto de Progreso y la llegada de gigantes logísticos como Amazon están dinamizando la demanda energética. Aunque Cancún no cuenta con una base industrial significativa, su perfil turístico abre oportunidades específicas, desde la perspectiva del profesional consultado.
Para dar respuesta a las demandas del mercado, los proyectos híbridos, que combinan solar fotovoltaico con almacenamiento, emergen como una solución particularmente atractiva en zonas con calidad de red deficiente¿. Esta tendencia responde no sólo a una necesidad técnica, sino también a los cambios tarifarios que han llevado a muchas empresas a reevaluar sus estrategias de consumo energético.
“Estamos viendo que los sistemas híbridos comienzan a cobrar sentido para muchas industrias que antes no lo consideraban prioritario. Hoy se está entendiendo que la autonomía energética no es un lujo, sino una ventaja competitiva”, subrayó Vázquez.
El ingeniero, con experiencia tanto en proyectos de mediana escala como en soluciones híbridas en el sureste del país, sostiene que los sistemas solares con almacenamiento son particularmente útiles en regiones peninsulares, como Yucatán o Baja California, donde la capacidad de interconexión y la calidad de red presentan desafíos técnicos similares. “Nos puede pasar lo mismo que en el otro lado del país. Y ahí, el almacenamiento no es sólo una oportunidad, es una necesidad estratégica”, explicó.
Pero no todo son oportunidades. Persisten barreras estructurales que frenan el desarrollo de estos proyectos. Una de las principales, según el exdelegado de CPEF en Yucatán, es la falta de claridad regulatoria en torno a los sistemas de almacenamiento. A esto se suma la ausencia de esquemas de financiamiento estandarizados para proyectos medianos, que muchas veces quedan atrapados entre la banca tradicional —en su mayoría ajena a la lógica de los flujos del negocio solar— y modelos comerciales poco adaptados al riesgo del cliente industrial.
Otro obstáculo relevante es el déficit de conocimiento técnico entre algunos actores del mercado. “Hay clientes listos para invertir, pero no encuentran quién traduzca la solución en valor tangible”, advirtió Vázquez.
En muchos casos, la desinformación ha derivado en proyectos mal diseñados, con resultados por debajo del retorno esperado o incluso con sistemas que ni siquiera se encienden. Esto ha generado una demanda creciente de reingeniería y corrección de instalaciones existentes. “Hay mucho mercado correctivo por malas prácticas. No se trata sólo de vender sistemas, sino de garantizar que funcionen como se espera”, comentó el especialista.
Este escenario ha llevado a que el diferencial competitivo ya no resida en el precio o la promesa de ahorro, sino en la capacidad de integrar técnica, financiamiento y postventa de forma coherente. “El mercado está exigiendo profundidad técnica, respaldo comercial y propuestas financieramente viables. Hoy no gana el que promete más. Gana el que estructura mejor”, sostuvo Vázquez.
Desde su experiencia en la dirección comercial de una de las empresas de mayor crecimiento en el sureste del país, asegura que el sector necesita menos improvisación y más proyectos con visión estratégica.
En paralelo, el desarrollo de estructuras financieras más flexibles está permitiendo que actores industriales puedan acceder a estas soluciones a través de esquemas como leasing, contratos PPA o líneas de crédito verde. Estos mecanismos, si bien aún no están plenamente adoptados por la banca tradicional, se consolidan como herramientas clave para la expansión del autoconsumo en los rangos intermedios de potencia.
Por otra parte, la elección de tecnología también está evolucionando. La integración de marcas que garanticen soporte técnico local y procesos robustos de integración a red se vuelve una condición no negociable para los clientes más sofisticados. “Apostamos por marcas que sí tengan soporte técnico serio en México”, afirmó el exdelegado de Yucatán ante el CPEF, destacando la necesidad de profesionalizar el mercado para que las soluciones ofrecidas realmente cumplan con los criterios de calidad y desempeño que exigen los grandes consumidores de energía.
En definitiva, el autoconsumo solar en México ya no es un terreno para aficionados. El país estaría requiriendo proyectos bien planteados desde lo técnico, comercial y financiero. «Este no es un sector para improvisar. Pero es un gran momento para construir proyectos bien hechos”, concluyó.
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