
La Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) espera firmar acuerdos con empresas mineras antes de que finalice el 2026 para reactivar la minería de uranio en el país. Otro objetivo es sentar las bases para volver a enriquecer uranio, según lo manifestado este viernes por el presidente de la CNEA, Germán Guido Lavalle, en un mensaje institucional por el Día Nacional de la Energía Atómica que contó con la participación del responsable del nuevo Plan Nuclear y presidente de Nucleoeléctrica, Demian Reidel y autoridades de otras empresas de la industria nuclear argentina.
En un acto realizado dentro del edificio del reactor RA-10 que se está terminando de construir en Ezeiza, Guido Lavalle explicó que la CNEA debe apoyar el desarrollo de nuevas empresas de base tecnológica.
«La empresa más joven que aquí me acompaña es Dioxitek, tiene más de 30 años. Es decir, no generamos nuevas empresas en más de 30 años. Esa es la tarea que desde el Estado tenemos que hacer, que haya condiciones para que surjan muchas empresas más«, dijo.

La máxima autoridad de la CNEA además trazó cinco objetivos que la institución quiere cumplir en 2026: realizar la puesta en marcha (iniciar la operación) del reactor multipropósito RA-10, comenzar el reacondicionamiento de la Planta Industrial de Agua Pesada, realizar la puesta en marcha del Centro Argentino de Protonterapia, reactivar la minería de uranio y comenzar enriquecerlo.
Minería de uranio
La producción argentina de uranio cesó en 1995 con el cierre de la mina de Sierra Pintada en Mendoza. La CNEA ahora tomó la decisión de reactivar la actividad a partir de las minas sobre las que tiene derechos, como la mendocina Sierra Pintada y Cerro Solo en Chubut, a través de acuerdos con empresas mineras.
«Conocemos bastante bien en dónde hay uranio. Hay varios proyectos, uno podría ser la reactivación de Sierra Pintada, otro empezar con la factibilidad de Cerro Solo. Pero aparte de esos activos que la CNEA tiene hay actores privados que tienen sus derechos mineros y la ley argentina permite la exportación del uranio, con el requerimiento de que se abastezca el consumo local y solo después se exporte. Pero más allá de esa condición a las empresas mineras locales e internacionales les interesa, así que estamos conversando con todas ellas, en particular en estos proyectos, apuntando a firmar acuerdos este año o el próximo«, expandió Guido Lavalle sobre el tema en una presentación reciente que realizó para la Fundación Foro Estratégico para el Desarrollo Nacional.
La provincia de Chubut le había reclamado a la CNEA este año que devuelva las minas de uranio que tiene concesionadas en la provincia, entre ellas Cerro Solo, el mayor yacimiento de uranio del país. Sin embargo, la institución habría avanzado en los últimos meses con gestiones internacionales para encontrar inversores para desarrollar ese yacimiento.
Los recursos razonablemente asegurados en Cerro Solo ascienden a 4420 toneladas de uranio. Un documento de la CNEA del 2020 indica que allí se podrían llegar a producir entre 500 y 550 toneladas anuales. Como dato de referencia, su producción anual alcanzaría a cubrir la demanda anual de 220 toneladas de uranio de las centrales nucleares argentinas y exportar el resto.
Enriquecimiento de uranio y agua pesada
El otro punto alto de los anuncios de la CNEA es la intención de volver a enriquecer uranio en el país, una capacidad industrial que resulta indispensable tener si se proyecta el desarrollo y exportación de reactores modulares pequeños. Prácticamente todos los diseños de reactores de este tipo proyectan utilizar combustible nuclear con uranio enriquecido entre un 5 y 20%, lo que en la industria se conoce como combustibles HALEU.
La CNEA logró enriquecer uranio a principios de la década de 1980 en el actual Complejo Tecnológico Pilcaniyeu, en Río Negro. Lo hizo a escala piloto con el método por difusión gaseosa. Pero la intención es dar un salto a la tecnología de enriquecimiento por centrífugas. «La tecnología evolucionó y en la CNEA tenemos un grupo trabajando en el desarrollo de máquinas centrífugas capaces de enriquecer uranio», explicó Guido Lavalle.

Por otro lado, la institución atómica apunta a firmar este año o el próximo contratos con la canadiense Candu Energy para restablecer la producción de agua pesada en la Planta Industrial de Agua Pesada en Neuquén.
ACR-300, el «CAREM 2.0»
El presidente de Nucleoeléctrica, Demian Reidel, enfatizó que en el centro del nuevo Plan Nuclear Argentino está el proyecto ACR-300, un reactor modular patentado por INVAP. En ese sentido, trazó una línea evolutiva en la que este diseño vendría a suponer una suerte de reactor «CAREM 2.0».
«Imaginen si pudiéramos agarrar esta idea brillante que es el CAREM y volver al diseño y traer un CAREM 2.0, hacer algo con la ventaja de tener todo este conocimiento y práctica. Bueno, lo hicimos, esa nueva iteración se llama ACR-300, una maravilla tecnológica de 300 MW diseñada completamente por ingenieros argentinos en INVAP y que hoy es parte central del programa nuclear para que Argentina se ponga a la vanguardia de esta revolución tecnológica y energética», dijo Reidel.
Esta definición del responsable de la agenda sectorial nuclear responde a la decisión de la CNEA de redefinir los alcances del proyecto CAREM. Guido Lavalle estableció que ya no se buscará desarrollar una versión comercial con módulos de mayor potencia y que el esfuerzo se concentrará en terminar el desarrollo del reactor prototipo de 32 MW que está en el complejo Atucha.
La prioridad del nuevo plan nuclear será en cambio la construcción de cuatro módulos del ACR-300 en Atucha. «Cuando construyamos estos cuatros módulos queremos licenciar esta tecnología en el resto del mundo. Acabo de regresar de una misión oficial a París y a Viena, en donde trabajé con los actores en ambos lados para asegurarnos de que el proceso de producción en Atucha de nuestro nuevo reactor sea recibido en el resto del planeta sin ningún inconveniente y a alta velocidad», añadió Reidel.

, Nicolás Deza
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