Latinoamérica se está gasificando, por más que los discursos de los Gobiernos se enfocan en la transición energética, el cambio climático y la importancia de las energías renovables.

Tal es el caso de Argentina, México, República Dominicana, Perú, Colombia, entre otros tantos que siguen en la lista de la región.

No solo para generación eléctrica. Se está impulsando el gas en el transporte liviano y pesado, tal como planifican Argentina, Perú y Colombia, por citar ejemplos.

Lo cierto es que proliferan numerosas plantas de gas que van a perdurar por largas décadas, por caso, en República Dominicana, Brasil, Argentina, México, Panamá, Colombia, guste o no, demorando ingreso de energías eólica, solar o bioenergías.

Y los petroleros están mostrando sus argumentos para frenar cualquier avance de las renovables. Por caso, el pasado 4 de septiembre, Ernesto López Anadón, presidente del Instituto Argentino del Petróleo y Gas (IAPG) hizo una presentación en la que apuntó directamente contra las energías limpias, con vistas, claro está, a promocionar el gas de Vaca Muerta.

«Desplegar renovables para desplazar gas natural no tiene sentido, y mucho menos en países con problemas económicos y financieros», expresó el dirigente que representa a la industria petrolera.

Y pensando en Vaca Muerta, advirtió: «Este proyecto es el único, en el medio plazo, capaz de generar un desarrollo económico de magnitud en todo el país, que equipare e incluso supere al de la agroindustria», justifica López Anadón, en un contexto de crisis económica».

Así figura en sus principales conclusiones de un powerpoint con la Asociación de Consumidores Industriales de Gas de la República Argentina (ACIGRA).

«Será necesario recrear las condiciones de mercado que permitan realizar estas inversiones de manera sustentable, abandonando la tentación de subsidiar, regular o intervenir en la generación de los precios relativos de los energéticos», concluyó López Anadón.